
Hoy solo duermes, se olvidan los pasos de ayer en el piso desgastado, la calle descansa del bullicioso ir de tantos despertares, y duermes en el obligado paréntesis de un nuevo comienzo.
El ensueño de lo que la noche lloró y celebró nos arruya, junto a la ráfaga del vuelo de palomas que contrastan con una ciudad que hoy parece fantasma.
Los objetos hoy inútiles reposan tras la puerta para no ser más que recuerdos, y el sonido de nada te encuentra frente a un espacio que deja de ser por un momento, estático y consintiendo que los pájaros existan, y la brisa llegue con un sonido que solo en Buenos Aires dormida se escucha.
Gaby Torres
01-01-2022
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