Alma que inquieta el alma,
sueño que embriagante eres,
el que nunca se conforma
el que me levanta en la mañana y le habla a la vida.
Mi optimismo es el optimismo del sueño que vive por si mismo
y mi existencia se convierte en el impulso que me lleva a buscarlo.
Hoy no puedo creer, ya quiero parar, pero no veo otra razón que el sueño,
no veo otro impulso que su incertidumbre,
Me entrego a mi Dios y sigo
en este viaje onírico que me aleja,
no sé si debo dejarlo,
o seguir,
pero vivir por vivir no quiero…
solo un rumbo que me guíe hacia ti,
que sea rumbo y no olvido, que sea vida y no sueño.
23 de junio de 2003
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